Solicitas un préstamo, acuerdas el plazo de devolución y, en un momento determinado, dispones de una liquidez económica con la que no contabas. ¿La utilizas para devolver ese dinero anticipadamente?
La amortización de deuda consiste en una devolución del dinero correspondiente a una financiación de forma anticipada, de manera que constituye un ahorro. Eso sí, amortizar una deuda depende de varios aspectos que conviene que tengas en cuenta para valorar si te interesa o no hacerlo.
Amortizar una deuda
Destinar una cantidad de dinero de la que disponemos para amortizar una deuda es, en sí, valorar el precio de la oportunidad. ¿Compensa o no darle el uso de amortizar una deuda a una cantidad de dinero imprevista o ahorrada?
Elegir o no la amortización supone la pérdida de oportunidades de utilizar ese dinero para cualquier otra inversión o gasto, de ahí que interese valorar todas las opciones. Una de ellas, aunque parezca un absurdo, sería invertir para obtener ingresos con los que amortizar una deuda adquirida.
¿Qué es amortizar una deuda?
Técnicamente, la amortización de una deuda es la cancelación del acuerdo de pago de forma total o parcial, anticipando las condiciones mediante un capital disponible o acortando el tiempo de la misma. Es decir: devolver lo que debes antes de lo previsto.
Eso sí, la amortización de la deuda, tanto si se trata de un adelanto parcial o total, se puede realizar siempre que dicho compromiso tenga una fecha de finalización predeterminada.
Como adelantamos, aunque amortizar una deuda puede suponer un ahorro de dinero (a menos tiempo, menos intereses), para tomar esa decisión conviene tener en cuenta varios factores.
La amortización del débito puede realizarse mediante un pago parcial o total. De esta manera, se devolvería parte de la misma o su totalidad, supuesto en el que la financiación se cancelaría.
Amortización parcial de una deuda
Si no dispones de todo el capital para saldar el dinero prestado, puedes realizar un ingreso parcial. En este caso puedes elegir mantener la cuota mensual acordada y reducir el tiempo de los plazos de la misma o abonar una cantidad menor cada mes manteniendo la duración predeterminada.
Ahora bien, llegados a este punto conviene valorar si existe interés en hacer frente a los pagos de la cuota durante un tiempo menor al acordado en el momento de la contratación o, por el contrario, es favorable reducir la cuantía.
Si lo reducimos a un análisis meramente económico, el interés radica en reducir el plazo. Esto supondría abonar menos intereses por el préstamo. Pero si abrimos la perspectiva a las condiciones individuales, la valoración depende de muchos aspectos.
Valoremos algunos ejemplos:
Exceso de cuota hipotecaria
El porcentaje ideal para una economía saneada si se dispone de un préstamo hipotecario es que éste no supere el 30% de los ingresos netos mensuales. Si el pago de la hipoteca supone más de ese porcentaje, lo mejor es reducir la cuota y mejorar la situación financiera a márgenes adecuados.
Demasiadas deudas
Crédito de consumo, hipoteca, pago a plazos de un electrodoméstico… las deudas mensuales de un hogar no deben superar el 35% de los ingresos netos. En caso de que sí lo hagan, conviene reducir la cuota y sanear la economía personal.
Por el contrario, si la suma de las deudas está por debajo de ese valor, la mejor opción es reducir el plazo y aligerar los intereses.
¿Cómo se amortiza una deuda?
Hay muchas maneras de amortizar la cantidad adeudada. Es posible entregar la totalidad de la misma en su totalidad o un pago parcial puntual. Pero también es posible la amortización “a plazos”.
El método snowball debt (deuda de bola de nieve) consiste en la cancelación parcial de la deuda en cada mensualidad de la cuota.
¿Qué conseguiremos de esta manera? Básicamente, que la amortización adquiera un efecto multiplicador y sea posible liquidarla en un menor tiempo posible.
Este método consiste en determinar una cantidad al mes que podamos asumir e ir realizando pagos de esa cantidad mensualmente a mayores de la cuota del préstamo, consiguiendo así un plazo de vencimiento menor.
Una vez realizado el pago hemos conseguido un ahorro en intereses. Ese ahorro debemos sumarlo el mes siguiente a la cantidad que habíamos decidido. Y así todos los meses.
Amortizar una deuda con el sistema de la bola de nieve es más favorable cuanto menor sea el plazo de devolución que habíamos contratado. Este procedimiento permite asumir un capital de amortización con un mínimo esfuerzo financiero que sea asumible para cada bolsillo.
¿Me interesa amortizar una deuda?
A priori, amortizar una deuda significa pagar menos de intereses, ya que se ahorra proporcionalmente el pago de los correspondientes a la cantidad adelantada.
Una vez decidido realizar una amortización conviene observar la situación particular para valorar qué alternativa tiene más ventajas a nivel económico.
Conviene, además, analizar las condiciones del contrato asociadas al préstamo en cuestión de amortización parcial o total, ya que puede incluir porcentajes que desaconsejan la operación.
En resumen, conviene tener claro el coste de oportunidad, ya que se pierde un potencial económico durante el proceso (la capacidad de asumir otros gastos mientras amortizamos).
Como adelantábamos al principio, hay cantidades que conviene no amortizar cuando se dispone de liquidez suficiente y es más interesante apostar por un sistema de inversión que aporte pasivos extraordinarios más sustanciosos que el ahorro de el sustancial ahorro en sí inherente a la amortización.
¿Te ahogan las deudas y necesitas amortizar tus préstamos?
Si tu problema radica en que las deudas suponen más del 35% de tus ingresos mensuales, te interesa reunificar las deudas en un solo pago. Para ello, una alternativa es solicitar un préstamo rápido online cuya cantidad englobe el total de todas tus deudas y afrontar un único pago mensual que esté por debajo del umbral de seguridad económica.
¿No sabes qué tipo de producto financiero elegir? ¡Contacta con nosotros!
Si lo necesitas, en Fintya puedes solicitar un crédito de hasta 300€ totalmente online con requisitos mínimos.