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Consecuencias de no pagar un préstamo

Solicitar un préstamo personal, de consumo o un producto financiero puede ayudarnos a solucionar un imprevisto, a adquirir un bien necesario, así como satisfacer un deseo o anhelo. 

Si bien puede resultar de utilidad en ese momento, e incluso constituir un alivio, la devolución de la deuda y los intereses inherentes al préstamo para a ser un nuevo frente. Tenemos que asumir un cargo más alto que el dinero que hemos solicitado y eso puede poner patas arriba la economía personal, incluso hasta el punto de no darlo asumido.

Puede suceder que estemos tentados a no pagar algún plazo o la totalidad del préstamo solicitado. Es un error. Y para que sepas por qué, hemos reunido en esta publicación las consecuencias de no pagar un préstamo

Qué pasa después de solicitar un préstamo

La salud financiera está basada, entre otros conceptos, en hacer frente a los pagos mensuales de los compromisos económicos que hemos suscrito. Disponer de una economía saneada y contar con un presupuesto realista pasa por el pago correspondiente de las cuotas de los préstamos.

A priori, la devolución del préstamo y los intereses añadidos es el objetivo que nos acompaña cuando contratamos un producto financiero. Por eso se analiza la capacidad de endeudamiento y el potencial crediticio del futuro titular de ese préstamo. 

Sin embargo, un cambio en nuestra situación financiera, un revés laboral o los propios imprevistos de la vida pueden hacer desaparecer esa solidez y dejarnos desamparados y sin capacidad económica ante los pagos de un préstamo.

Devolución de préstamos personales y de consumo

Los contratiempos, como decíamos, pueden desestabilizar el equilibrio económico de cualquier titular de un préstamo, imposibilitando, de entrada, satisfacer el compromiso de devolución mensual de la deuda que ha adquirido.

¿Qué ocurre cuando no hacemos frente al pago de un préstamo? La entidad financiera, de entrada, contactará para tratar de adquirir un nuevo compromiso de pago o satisfacer las cuotas pendientes.

Pero, ¿y si decido no pagar? ¿O no puedo? No pagar las cuotas de un préstamo no solo no es una solución, sino la adquisición de una deuda aún mayor la concatenación de problemas de tipo económico.

Ser el titular de un préstamo supone asumir la devolución del mismo, además de los gastos e intereses sujetos a la contratación, en un tiempo determinado. Es una obligación que va encadenada a una garantía personal, lo que significa que los bienes del titular son puestos como garantía de pago.

Intereses de demora por impago

Desde el primer impago de las cuotas del préstamo, la entidad iniciará la aplicación de los intereses de demora. Esta nueva comisión se sumará a la deuda inicial e irá creciendo a medida que pase el tiempo.

Reclamación de la deuda por vía judicial

A partir del tercer impago suele elevarse la reclamación a sede judicial. Hay entidades que no dan este paso hasta cumplidos 6 meses desde que no se satisface la deuda, pero el tiempo medio suele ser a los 90 días. 

Embargo de bienes por impago

No devolver un pago de un préstamo no solo significa tener que afrontar una cantidad mayor, sino asumir la pérdida de nuestros bienes, presentes y futuros. Ser titular de un préstamo acarrea esa responsabilidad y es el recurso al que el juez echará mano para satisfacer la cantidad adeudada.

RAI o ASNEF

Los impagos suponen que se añada al titular (y a los posibles avales) a una lista de morosos, como RAI o ASNEF, dificultando una posible financiación posterior.

Impago de un préstamo, ¿qué puede ocurrir?

En resumen, la titularidad del préstamo nos somete a la pérdida de bienes en caso de impago. Esto significa, que si en una situación límite no abonamos las cuotas, los bienes pueden ser embargados hasta satisfacer la deuda adquirida. 

Y eso es así en lo que respecta tanto al titular del préstamo como a los posibles avales que lo hayan respaldado.

El riesgo de no pagar un préstamo

La entidad no va a condonar la deuda y hará todo lo posible por hacerse con el pago de la misma, además de una serie de gastos de reclamación asociados. No solo aplicará intereses de demora (muy por encima de los ordinarios) a partir del primer impago, sino que llegará un momento que inicie una reclamación judicial. 

De esa manera, nos enfrentaremos a una deuda mayor, un procedimiento judicial, la inclusión en una base de datos de morosos y la dificultad para la contratación de servicios públicos o financiación de productos en comercios o entidades financieras. 

Cómo evitar las consecuencias de no pagar un préstamo

De entrada, lo ideal es comunicar el problema del impago a la entidad financiera para buscar una solución, como una nueva cuota de pago o el aplazamiento de alguna de las cuotas. 

Lo habitual es que la entidad financiera o la entidad de crédito sea flexible en las opciones de cobro, ya que evita los retrasos generados al iniciarse una tramitación judicial. Un nuevo acuerdo puede beneficiar a las dos partes del contrato, incluso asumiendo una cantidad mensual más pequeña.

Para cualquier entidad, la preferencia es cobrar, incluso con un poco de demora. Lo que no ocurre es que la persona que ha solicitado el crédito salga de la situación sin satisfacer la deuda de alguna manera. La diferencia está en si debe resolverse en el juzgado a se asume un nuevo compromiso. 

Cuando la situación esté a punto de descontrolarse, lo ideal es buscar una alternativa financiera flexible que permita disponer de la cantidad necesaria, incluso mediante una reunificación de deudas, que afrontar nuevamente desde una economía saneada. 

¿Por qué ocurren los impagos?

A veces, como adelantamos al principio del artículo, un revés de la vida, un cambio en la situación económica, puede generar caer en un momento de falta de recursos que hacen que no se pueda afrontar el pago de un préstamo o un crédito. 

Sin embargo, no son pocas las veces que se pueden evitar las consecuencias de no pagar un préstamo de forma sencilla. Lo más conveniente es tener en cuenta las condiciones de un préstamo desde el principio y conocer la letra pequeña para evitar sorpresas indeseables.

En Fintya somos totalmente transparentes en la gestión de nuestros productos financieros, lo que evitará incurrir en riesgos innecesarios y permitirá conocer todos los datos con respecto a la devolución de las cuotas y el tiempo durante el que se satisfacerá el total de los pagos. 

 

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